domingo, 12 de octubre de 2008

II.Concepto bíblico de Iglesia.

¿Qué es la Iglesia?

A esta pregunta muchos darán respuestas diferentes: Unos dirán, es el edificio o la catedral donde se celebran los cultos a Dios, otros responderán que es alguna de las denominaciones como la Iglesia Católica, la Iglesia Luterana o la Presbiteriana, otros dirán que Iglesia es la jerarquía de obispos y sacerdotes y algunos afirmarán que esta es invisible y por lo tanto no puede ser relacionada con ninguna de las iglesias locales visibles.

Algunas personas piensan que se puede hablar de Iglesia solamente cuando existe una organización eclesiástica jerárquica con juntas directivas locales, regionales, nacionales y mundiales. Otros piensan que no se puede hablar de iglesia cuando los creyentes se reúnen en casas.

Pero las afirmaciones anteriores están fundamentadas en tradiciones humanas y no en claros principios bíblicos. La realidad es que las Escrituras, en su definición de Iglesia, difieren mucho de las concepciones modernas.

1. Significado literal. La palabra “Iglesia” utilizada en nuestras traducciones españolas de la Biblia es una transliteración del término griego ekklesía, el cual, a su vez, consta de dos partes: La preposición “ek” (fuera) y la forma nominal “Klesía”, derivada del verbo “Kaleo” (llamar). Ekklesía, literalmente significa “llamada de” o “llamar aparte”. Con el fin de tener mayor claridad sobre el uso de la palabra iglesia en las Escrituras analicemos su significado en el Antiguo Testamento, en el mundo griego y en el Nuevo Testamento.

La versión de los Setenta (Septuaginta) traduce la palabra hebrea “Kahal” por “Ekklesía” (Iglesia). Tiene el sentido básico de asamblea (Dt. 9:10; 1 Re. 8:65). Pero también se utiliza con un significado teológico cuando se habla de la “asamblea de Israel” (1 Re. 8:14) o la “asamblea de los santos” (Sal. 89:5)

El mundo griego. Utilizan “ekklesía” para referirse a una asamblea popular (Hch. 19:32, 39-40).

El Nuevo Testamento. Ekklesía es utilizado para referirse a “la asamblea de aquellos a quienes Dios mismo congrega”[1]. Se utiliza 115 veces en el Nuevo Testamento, incluyendo una variante de lectura. Tres veces se refiere a una asamblea política (Hch. 19:32-41)[2], dos veces a la asamblea de Jehová (Hch. 7:38; Heb. 2:12) y Ciento Diez veces se refiere explícitamente a la asamblea de Jesucristo. En los evangelios aparece solamente tres veces: Mateo 16:18 y 18:17. En el primer pasaje Jesús dice que edificará a su Iglesia. Aquí el término ekklesia es utilizado en su sentido más inclusivo, pues no se refiere a una local específica. Esta asamblea pertenece exclusivamente a Jesucristo, quien es su fundador, y él garantiza que será victoriosa y conquistará a pesar de la oposición del enemigo. En el segundo pasaje, Ekklesía se refiere a un grupo de personas reunidas en un lugar visible, con el fin de escuchar a un miembro para asuntos de disciplina. En Hechos se utiliza Veinte veces, incluyendo una variante. (2;47; 5:11; 8:1; 8:3; 9;31; 11:22; 11:26; 12:1; 12:5; 13:1; 14:23; 14:27; 15:3; 15:4; 15:22; 15:41; 16:5; 18:22; 20:17; 20:28). Es utilizada para referirse a la Iglesia local de Jerusalén (8:1), a la Iglesia de Judea y a la congregación de Israel en el Antiguo Testamento (7:38). Aunque sus miembros no estén reunidos en culto, de todas formas se sigue llamando Iglesia (Hch. 8:38). Cada asamblea de creyentes ubicada en las distintas ciudades era considerada una iglesia (14:23), este pasaje nos deja ver que una Iglesia puede existir aunque no tenga ancianos o pastores, aunque lo mas saludable es que los tenga.

El Nuevo Testamento habla de la Iglesia en un sentido universal (19 veces) pero da mayor énfasis a su aspecto particular o local (91 veces).

2. Significado teológico. Basados en los pasajes anteriores y otros que no hemos considerado en este libro, podemos concluir algunos significados teológicos, acordes con la interpretación que los santos siervos del Señor le han dado en tiempos pasados y presentes:

La Iglesia es la sociedad cristiana de los hijos, del pueblo y del Reino de Dios.

“Esencialmente es una institución permanente, divina, una definida, visible, llamada asamblea de los discípulos de Jesús, consistiendo de una sociedad colectiva y universal de cristianos, compuesta principalmente de muchas distintas y locales sociedades de cristianos”[3].

Pendleton ofrece dos definiciones teológicas para la Iglesia, la primera es una definición esencial: “Una iglesia es una congregación de discípulos de Cristo, bautizados, unidos en la creencia de lo que Él ha dicho y comprometidos a hacer lo que Él ha mandado”, y la segunda definición es descriptiva: “Una iglesia es una congregación de discípulos de Cristo, bautizados, que le reconocen a Él como su Cabeza, que confían en Su sacrificio expiatorio para la justificación delante de Dios, que dependen del Espíritu Santo para la santificación, que están unidos en la creencia del Evangelio y comprometidos a mantener Sus ordenanzas y a obedecer sus preceptos, reuniéndose para el culto y cooperando para la extensión del reino de Cristo en el mundo”[4].

“La Iglesia es la forma visible y terrena del reino de Cristo y la organización divina escogida para su adelantamiento y triunfo. Organizada y gobernada por las leyes del Rey invisible y compuesta de los súbditos del reino celestial, los cuales por el símbolo de fidelidad han profesado lealtad para con Él”[5].

Desde el punto de vista de la elección, y según el cumplimiento final del propósito divino puede ser definida como la comunidad de los elegidos. Desde el punto de vista del llamamiento eficaz puede ser definida como el cuerpo de aquellos que son eficazmente llamados o la comunidad de los fieles creyentes.[6]

La confesión Bautista de 1689 define a la Iglesia de la siguiente manera: “La Iglesia católica o universal, que (con respecto a la obra interna del Espíritu y la verdad de la gracia) puede llamarse invisible, se compone del número completo de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno bajo Cristo, su cabeza; y es la esposa el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todos”. (Cap. 26, Párrafo 1.)

Otras confesiones de fe de las Iglesias reformadas dan las siguientes definiciones para la Iglesia:

“La iglesia es la congregación de los santos (la asamblea de todos los creyentes)”. Confesión de Augsburgo. “…El Hijo de Dios, de toda la raza humana y desde el principio hasta el fin del mundo, congrega, protege y preserva para sí, mediante Su Espíritu y Palabra y en la unidad de la verdadera fe, una comunidad elegida para vida eterna”. Catecismo de Heidelberg. “Afirmamos, por tanto, según la Palabra de Dios, que es la compañía de los fieles que acuerdan seguir su Palabra”. Confesión Francesa. “Creemos y profesamos una iglesia católica o universal, la cual es una congregación santa y una asamblea de verdaderos cristianos creyentes, que esperan su salvación en Jesucristo, siendo lavados por su sangre, santificados y sellados por el Espíritu Santo” Confesión Belga.

“Una iglesia Neotestamentaria es una reunión de gente llamada fuera.., por la predicación del evangelio, acompañada por la obra regeneradora del Espíritu Santo, y bautizada en la fe y comunión del evangelio, a una vida de conformación a la voluntad de Dios, y a ejecutar la voluntad y perpetuar las ordenanzas de Cristo hasta que Él venga”[7].

B. Iglesia Universal e Iglesia local. Las anteriores definiciones, y los pasajes bíblicos que analizamos al principio de este capítulo, nos dejan ver dos aspectos de la Iglesia de Cristo: Su universalidad y su carácter local. En la historia de la teología se ha hablado de la Iglesia Universal e invisible y de la Iglesia local visible. Algunos han defendido estas dos características de la Iglesia, mientras que otros, como los landmarkistas niegan el carácter universal e invisible de la misma. En realidad debemos ser cautelosos y muy claros al estudiar estos dos aspectos de la Iglesia, pues, una mala comprensión de la invisibilidad de la Iglesia universal puede conducir a un desprecio o poca estima de la importancia de la Iglesia local. Por otro lado, las Escrituras presentan la verdad que Cristo solo tiene una Iglesia, no hay algo así como una Iglesia invisible distinta de la iglesia visible, esto es absurdo.

1. Universalidad de la Iglesia. Como hemos visto en algunas definiciones teológicas de Iglesia presentadas al inicio de este capítulo, se le indica como algo general y universal. Cuando se habla de la Iglesia como la congregación de los santos de todos los tiempos, que han sido elegidos por Dios para Salvación, a través de Cristo, estamos refiriéndonos a la Iglesia en términos Universales. Realmente las Escrituras, cuando hablan de la Iglesia, lo hacen mayoritariamente refiriéndose a las congregaciones locales o particulares. En pocos pasajes se hace referencia a ella en términos regionales o universales. Cuando Jesús dijo que él edificaría Su iglesia, se refiere a una sola Iglesia, es decir, universal. De la misma forma Pablo, en Efesios, utiliza muchas veces el término Iglesia, no refiriéndose a una o varias iglesias locales, sino a una Iglesia universal o general. Ef. 1:22-23 “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Otros pasajes que hablan de la Iglesia en sentido universal son: Mt. 16:18; 1 Co. 12:28; Ef. 1:22; 4:11-15; 5:23-25,27,29,32; Col. 1:18,24; He. 12:23. Las verdades que contienen estos pasajes están relacionadas, especialmente, con la Iglesia universal de Cristo. Jesús solo tiene una esposa, y esta es la iglesia universal. Sería imposible hablar de cada iglesia local como una esposa distinta, pues, esto implicaría que en las bodas del cordero, Jesús tendría numerosas esposas, pero la enseñanza bíblica es muy clara, Él prepara para sí una sola esposa. Muchas veces se habla de esta iglesia como invisible, pero debemos ser cuidadosos al hablar en este sentido, pues, esto se ha prestado para un descuido en los deberes de los creyentes en hacerse miembros de una iglesia local o particular. Realmente las Escrituras no hablan de una iglesia invisible y de otra visible, o de una iglesia espiritual y otra concreta. Jesús solo tiene una iglesia y ésta es visible. Aunque es propio hablar de la invisibilidad de la Iglesia universal solamente en el sentido de que “No se puede ver directamente la obra del Espíritu que une una persona a Cristo. Es invisible porque no podemos juzgar perfectamente la verdad de la gracia de otra persona. Es invisible porque la Iglesia como un todo no es aún una realidad terrenal perfecta. Las iglesias visibles son sólo manifestaciones imperfectas y parciales de la misma. Si bien la iglesia Universal no es perfecta o completamente visible, es prácticamente visible. No existe un verdadero cristiano que no confiese el nombre de Cristo y le obedezca externamente.”[8] Jesús garantizó la perpetuidad de su Iglesia (Mt. 16:18; 24:14; 28:20; Mr. 4:30-32; Sal. 72:16-18; Is. 9:6,7), no obstante muchas iglesias locales perdieron su norte y se volvieron apóstatas (Ap. 2:5; cf. 1:20; 1 Ti. 3:14,15). Esto implica que la perpetuidad se refiere solamente a la Iglesia universal de Cristo. En todos los tiempos el Señor ha guardado para sí un pueblo fiel, en distintos lugares. Negar la universalidad de la Iglesia de Cristo conlleva a un aislamiento malsano y perjudicial para los creyentes. Las iglesias locales no son separadas e independientes totalmente de las otras. Hay un vínculo estrecho que nos une. Tenemos una sola cabeza, que es Cristo. Dependemos de la guía del único Espíritu de Dios. Estamos cimentados en la enseñanza de los únicos apóstoles y profetas de Cristo. Somos bautizados por el Espíritu al mismo cuerpo. “Aunque no tenemos una promesa absoluta de que nuestra propia iglesia local continuará, sí sabemos que la Iglesia universal de Cristo siempre continuará visiblemente. La manera en que Él ha ordenado que eso ocurra es en iglesias locales.”[9]
¿Esta Iglesia universal tiene algún gobierno que la guíe? La Iglesia universal es gobernada directamente por su cabeza, Jesucristo. (Col. 1:18; Ef. 4:11-16; 1:20-23; 5:23-32; 1 Co. 12:27,28; Jn. 17:1-3; Mt. 28:18-20; Hch. 5:31; Jn. 10:14-16). La Iglesia Católica, con su cabeza visible a través del Papa, pregunta una y otra vez a los protestantes: ¿Cómo funciona eso de que Cristo sea la cabeza de la Iglesia Universal, siendo que él está en el cielo y no en la tierra? ¿De qué manera ejerce Cristo ese gobierno sobre la Iglesia? La única respuesta que podemos dar es que “Cristo ejerce su jefatura mediante los representantes en la Tierra designados por él”[10]. Jesús gobierna en la tierra a través de su vicario el Espíritu Santo (Jn. 14:16-18,26; 15:26,27; 16:7-13; Hch. 16:6-10; 2 Co. 3:17,18). El Espíritu Santo inspiró a los apóstoles y profetas para que sus enseñanzas y directrices gobernaran a la Iglesia universal. (Mt. 16:16-18; Ef. 2:19-22; Hch. 1:20-26; Ap. 21:14). Estos apóstoles, autorizados por Cristo, la Cabeza, designaron ancianos o supervisores para las iglesias locales, los cuales aunque solamente ejercen una autoridad local, tienen la autoridad Cristo y gobiernan Su Iglesia.


2. La Iglesia local. La Iglesia de Cristo se expresa solamente a través de Iglesias locales. Como hemos dicho anteriormente no podemos hablar de dos clases de Iglesias, solo hay una. Pero esta verdadera Iglesia de Cristo podemos conocerla solamente a través de su expresión visible en la asamblea local. Si alguien se jacta de pertenecer a la Iglesia y descuida su deber de hacerse miembro en una asamblea local, el tal no ha entendido el verdadero sentido que nos enseña la Biblia sobre la importancia de las iglesias locales. El famoso predicador Dr. Martyn Lloyd-Jones tratando el tema de la Iglesia en sus dos sentidos: Universal y local, termina afirmando lo siguiente: “No podemos ver el alma de las personas, pero sabemos que cada persona tiene un alma y expresa ese hecho a través del cuerpo, a través de la conducta y la vida, lo invisible manifestándose a través de lo visible. Y eso es ciertamente cierto de la iglesia cristiana. A parte de las iglesias locales, (no) existe tal cosa como la Iglesia. El cuerpo de Cristo es una entidad, es algo real y viviente.” Si bien es cierto que algunos miembros de las iglesias locales no son, de hecho, miembros de la única Iglesia de Cristo, porque en ellos no se ha dado una obra de regeneración, esto no debe minimizar la urgencia de todo aquel que ha puesto su fe en Cristo para buscar el ser miembro de las asambleas que han sido designadas directamente por Cristo como expresión visible de su cuerpo. Las Iglesias locales no son mas que un grupo de creyentes, regenerados, llamados fuera del mundo, congregados para la mutua edificación a través de una práctica común de la predicación verdadera de la Palabra de Dios, la administración de los sacramentos, el ejercicio de la disciplina, la celebración cúltica y la obra de evangelización. (Hch. 2:41,47; Mt. 18:20; Hch. 2:44; 4:32; 2:42-47).

Veamos algunas definiciones y calificaciones que se han dado a la Iglesia local:

“Una iglesia de Cristo, bien definida y bien establecida, es una compañía de personas fieles, separada de incrédulos, reunida en el nombre de Cristo a quien adoran en verdad y obedecen con prontitud. Son una hermandad, una comunión de santos, cada una firme en su libertad cristiana de practicar todo aquello que Dios le ha ordenado y revelado en su Santa Palabra” (Cita de Henry Barrow en el libro Cristo amó a la Iglesia)[11]



[1] Compendio del Diccionario Teológico. Ed. Desafío. Michigan. 2002. Pág. 393
[2] “El término ekklesía es utilizado 3 veces aquí, en un sentido general o no eclesiástico. Se refiere a un grupo de personas reunidas con un propósito no específico. Esta asamblea o iglesia estaba conformada por “la multitud”, “la gente”, “los hombres de Éfeso”. Eran un grupo de hombres que tenían acceso a una “asamblea regular”. Aparentemente la diferencia entre esta asamblea y la “asamblea regular” era que esta no estaba organizada de manera ordenada. De cualquier manera, consistía de los hombres de Éfeso que en otras ocasiones si se habían congregado ordenadamente. “ (Conferencia de Eclesiología por el Pastor Greg Nichols en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago. Rep- Dominicana. Febrero 2005).
[3] Conferencia de Eclesiología por el Pastor Greg Nichols en la Iglesia Bautista de la Gracia, Santiago. Rep- Dominicana. Febrero 2005.
[4] Citado por F. Lacuela en su libro “La Iglesia, cuerpo de Cristo”. Ed. Clie. Barcelona. 1973.
[5] H. Harvey, La Iglesia. Ed. Clie. Barcelona.
[6] Berkhof, Luis. Teología Sistemática. Ed. T.E.L.L. Jenison. 1995. Páginas 677-678.
[7] Cobb, J. E. Manual de la Iglesia Bautista. Casa Bautista Misionera de Publicaciones. Texas. Página 11.
[8] Waldron, Samuel. Exposición de la Confesión Bautista de Fe de 1689. Evangelical Press. Santo Domingo. 1997. Página 317.
[9] Ibidem, Pág. 318.
[10] Ibid. Pág. 319.
[11] MacDonald, William, Cristo amó a la Iglesia. Páginas orientadoras. Páginas 12-13.

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