domingo, 12 de octubre de 2008

V. El Gobierno de la Iglesia - Pastores, Diáconos, Junta Directiva

El E.S. capacita y aparta a ciertos varones de la asamblea para que sean los pastores, ancianos u obispos.

El Nuevo Testamento es claro en presentarnos a los apóstoles ordenando ancianos u obispos en cada congregación que nacía. Esto nos muestra que es conforme a la voluntad del Señor, que cada Iglesia local sea dirigida por un cuerpo de ancianos o pastores. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. Hch. 14:23. Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. Tito 1:5.

Una Iglesia organizada de acuerdo a la mente de Cristo, está compuesta por oficiales y miembros. Los oficiales son: Pastores u Obispos y diáconos.

Filipenses 1:1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

Los pastores u obispos o ancianos, deben ser escogidos y apartados por la asamblea, para que administren la predicación de la Palabra, las ordenanzas y la disciplina.

1 Timoteo 3:1-13. Tito 1:9 9retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.

¿Mono-obispado o pluralidad de ancianos?

En alguna época de la historia de la iglesia cristiana se empezó a imponer la práctica del mono-obispado, es decir, que solamente un pastor o anciano era necesario para guiar a la iglesia local. Esta práctica trascendió a las iglesias evangélicas. Por varios siglos una buena parte de la cristiandad evangélica ha considerado el mono-obispado (un solo pastor o anciano para cada iglesia) como un modelo bíblico. Pero, creo es necesario hacer una revisión de esta práctica a la luz de las Sagradas Escrituras. No quiero generar dificultades entre las iglesias que lean este libro, ni pretendo presentar la última verdad respecto al tema, pero deseo generar inquietudes sanas que nos lleven a escudriñar la enseñanza de las Escrituras, de tal manera que nos ajustemos a ella, siendo cada día mas obedientes a la autoridad de la revelación escrita.

A continuación escribo lo que es mi convicción personal, no pretendo que esto se convierte en algo autoritativo para el resto. Solo pido que sea analizado a la luz de las Escrituras.

Las Iglesias deben procurar y orar al Señor para que levante varios hombres como ancianos, pues, es el propósito de su Cabeza que las Iglesias tengan mas de un pastor u anciano. Hechos 20:17, 28 17Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. 28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. (Fil. 1:1; Hch. 14:23; Tito 1:5).

Los pastores o ancianos no son autonombrados, es Cristo quien los llama mediante la vocación interna dada por el Espíritu y el reconocimiento de la Iglesia. Quiero resaltar esto debido a que hoy día hayamos a muchas personas que deciden empezar un grupo de estudio bíblico en casa, y cuando este grupo ha crecido, la persona que lo inició se autonombra pastor. Este modelo no es bíblico. La misma congregación debe reconocerle como tal, y otros ancianos o pastores, deben aprobar el llamado.

Es la voluntad de Cristo, manifestada en la enseñanza apostólica que las iglesias locales tengan varios ancianos y que estos, además de ser elegidos por la asamblea, cuenten con el visto bueno de otros ancianos, si los hay. Tito 1:5-7 “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; 6el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas”

No hayamos un solo testimonio bíblico donde se apruebe el Mono obispado, es decir, la Iglesia local siendo gobernada por un solo pastor o anciano. En los pasajes anteriores hayamos a los apóstoles ordenando varios ancianos en cada iglesia. El mono obispado es resultado de la voluntad humana. El modelo de un solo pastor o anciano en cada iglesia local se impuso mucho tiempo después de la Iglesia primitiva, cuando el obispo empezó a cobrar fuerza como autoridad especial sobre la iglesia local.

Hoy día hay preocupación, en algunas iglesias, por cumplir con este mandato bíblico. Para ello están designando ancianos que ayuden al pastor en su labor ministerial. Realmente esto es un adelanto en ajustarse al modelo bíblico. Pero aún faltan muchas cosas por hacer y corregir. Por ejemplo, ¿Enseña el modelo bíblico que la autoridad del pastor debe estar por encima del resto de los ancianos? ¿Realmente hay diferencia entre ser pastor o ser anciano?

Los verdaderos pastores u ancianos deben dedicarse a alimentar y cuidar la Iglesia local. Estos son humildes servidores que no buscan ser servidos sino que se dedican a ser ejemplos de una vida piadosa. Si alguien se llama pastor pero no tiene estas características el tal es falso y lo hace por alguna clase de ganancia personal, llámese dinero, bienestar o reconocimiento. 1 Pedro 5:1-3 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: 2Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; 3no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.

En un principio, los apóstoles, cuando la Iglesia era aún naciente, eran los encargados de nombrar a los ancianos para cada Iglesia que ellos mismos fundaban. Pero en la Biblia no encontramos ninguna enseñanza respecto a algún cuerpo de ancianos, o prelados o directivos intereclesiásticos encargados de escoger y nombrar ancianos en las Iglesias locales. LAS DIRECTRICES apostólicas contenidas en las Escrituras, por inspiración del Espíritu Santo, son las que deben gobernar y guiar a cada Iglesia local para que, de común acuerdo entre los miembros de la asamblea, escojan a sus pastores y diáconos.

Hechos 6:1-6 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. 2Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

Los nuevos ancianos o pastores de las Iglesias primitivas, luego de determinado tiempo, ya no eran nombrados directamente por los apóstoles, sino que cuando estas iglesias fueron fuertes, eran las encargadas de escogerlos y ordenarlos. I Timoteo 4:14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

Así también lo afirma la confesión de 1689 cuando dice: “La manera designada por Cristo para el llamamiento de cualquier persona que ha sido cualificada y dotada por el Espíritu Santo (Ef. 4:11; 1 Ti. 3:1-13) para el oficio de obispo o anciano en una iglesia, es que sea escogido para el mismo por común sufragio de la iglesia misma (Hch. 6:1-7; 14:23 con Mt. 18:17-20; 1 Co. 5:1-13), y solemnemente apartado mediante ayuno y oración con la imposición de las manos de los ancianos de la Iglesia, si es que hay algunos constituidos anteriormente en ella (1 Ti. 4:14; 5:22); y para un diácono, que sea escogido por el mismo sufragio y apartado mediante oración y la misma imposición de manos”. Cap. 26, Párrafo 9

Las Iglesias locales son las encargadas de sostener a sus pastores u ancianos, y esto deben hacerlo con alegría y gratitud.

1 Timoteo 5:17,18 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

En el pasaje anterior parece haber una distinción entre los ancianos o pastores que se encargan del gobierno de la Iglesia y otros pastores que se encargan de la predicación de la Palabra. Pablo instruye que, si es posible, todos los ancianos deben ser sostenidos por las ofrendas de la Iglesia, pero si no hay posibilidades, deben afanarse en sostener a los ancianos que predican. Los presbiterianos toman este pasaje para tener dos clases de ancianos: Ancianos gobernantes y ancianos docentes. Es práctica de la mayoría de Iglesias Bautistas reformadas, el tener varios ancianos en cada congregación, los cuales forman un presbiterio encargado de administrar los asuntos espirituales de la Iglesia, pero solo uno o dos se encargan, tiempo completo, del ministerio de la predicación, los cuales, por lo general, son los únicos que reciben sustento de parte de la Iglesia, el resto trabaja secularmente.

La confesión de 1689, respecto al sostenimiento de los pastores, afirma: “Siendo la obra de los pastores atender constantemente al servicio de Cristo, en sus iglesias, en el ministerio de la Palabra y la oración, velando por sus almas, como aquellos que han de dar cuenta a Él (Hch. 6:4; 1 Ti. 3:2; 5:17; HJe. 13:17), es la responsabilidad de las iglesias a las que ellos ministran darles no solamente todo el respeto debido, sino compartir también con ellos todas sus cosas buenas, según sus posibilidades (1 Ti. 5:17,18; 1 Co. 9:14; Gá. 6:6,7), de manera que tengan una provisión adecuada, sin que tengan que enredarse en actividades seculares (2 Ti. 2:4), y puedan también practicar la hospitalidad hacia los demás (1 Ti. 3:2). Esto lo requiere la Ley de la naturaleza y el mandato expreso de nuestro Señor Jesús, quien ha ordenado que los que predican el evangelio vivan del evangelio (1 Co. 9:6-14; 1 Ti. 5:18).” Cap. 26. Párrafo 10

Cualidades y responsabilidades del Pastor o anciano.

Ya hemos dicho que en el Nuevo Testamento el término Pastor, anciano u obispo indican un mismo cargo o ministerio. “Supervisor (griego: episkopos) – que muchas versiones traducen por obispo – es un término que expresa los deberes y responsabilidades de un pastor. Que es sinónimo de anciano (griego: prebyteros) queda patente por Hch. 20:17,18, donde a los presbíteros de Éfeso se les llama obispos, así como por Tito 1:5,7, donde los ancianos nombrados para cada localidad son llamados obispos. En 1ª de Pedro 5:1-2 se exhorta a los ancianos a pastorear, teniendo cuidado (episkopúntes – esta palabra falta en unos MSS) de la grey. Fil. 1:1 alinea a los obispos junto a los diáconos. Finalmente, en un pasaje paralelo al de Tito, 1ª Tim. 3:1 y ss., nos presenta las cualificaciones pastorales de un obispo. Todavía Jerónimo, entrado ya el siglo V, dice: “El apóstol enseña claramente que los presbíteros son los mismos que los obispos”[1].

La Biblia exige ciertos requisitos para los que anhelan ser pastores, ancianos u obispos:

- Irreprensible[2]: “Significa : Que no se puede sujetar”. El hombre irreprensible es aquel que nunca podrá ser apresado como si fuera un delincuente, en su contra no podrá hallarse ninguna falta. Esto no implica que jamás haya pecado, sino que los vicios evidentes nunca han estado en él, de manera que todos pueden tomarle como ejemplo de conducta. (Fil. 3:17; 2 Ts. 3:9; He. 13:7; 1 P. 5:3). John MaCarthur en su comentario a 1 Timoteo presenta varias razones de porqué los pastores deben ser irreprensibles: 1. Porque son el blanco especial de Satanás, y él los atacará con tentaciones mas severas que a otros. 2. Su caída tiene mayor potencialidad de hacer daño. 3. El mayor conocimiento de la verdad de parte de los líderes, y la responsabilidad de vivirla, traen un castigo mayor cuando pecan. 4. Hay mas hipocresía en los pecados de los ancianos que en los de los demás, porque predican contra los mismos pecados que cometen.”[3]

- Marido de una sola mujer. Es decir, “un obispo o anciano debe ser un hombre de moralidad incuestionable, que es enteramente fiel y leal a su única y sola esposa; que siendo casado, no entra, a la manera de los paganos, en una relación inmoral con otra mujer”[4]. Algunos han interpretado este pasaje como prohibiendo que un hombre viudo, y vuelto a casar, ejerza el pastorado. Pero esto es ir mas allá del pasaje. La cuestión que surge de este pasaje, relacionado con la condición de “irreprensible” y la prohibición que Pablo hace en otros pasajes del divorcio y nuevo rechazamiento, mientras el los dos cónyuges viven es: ¿Es correcto que un hombre divorciado, por la razón que haya sido, y viviendo aún su esposa, ejerza el pastorado? ¿No será esta situación causa de tropiezo para los demás? ¿Esta situación no se convertirá en estorbo para influenciar en los miembros para que lleven una vida familiar firme y unida? ¿No utilizará Satanás su divorcio para siempre estropear su ministerio? ¿Cómo podrá aconsejar a las parejas en conflictos para que luchen por solucionar sus problemas, cuando él mismo no pudo sostener su matrimonio? Realmente he tocado un tema álgido en nuestros días, cuando los divorcios son la moda del día. Conozco los casos de algunos creyentes que son divorciados porque sus esposas cometieron adulterio. ¿Podrán estos aspirar a ser pastores siendo que ellos no “tuvieron la culpa”? Esto también ha sido tema de gran debate, pues, aunque muchos culpan a sus exesposas de haber sido infieles, habría también que preguntarse ¿Qué les condujo a esa infidelidad? ¿No tendrán también culpa los esposos por el abandono, la falta de ternura, amor y compañerismo? ¿No tendrán también culpa los esposos cuando las abandonaban sexualmente por dedicarse a sus labores espirituales? Aunque con esto no estoy justificando el pecado sexual, si quiero que reflexionemos sobre las responsabilidades que tiene el esposo indiferente.

- Sobrio. “Tal persona vive una vida profunda. Sus placeres no son primariamente los de los sentidos, como los placeres de los borrachos, por ejemplo, sino los del alma. Está lleno de fervor espiritual y moral. No es dado a los excesos sino que es moderado, equilibrado, calmo, cuidadoso, firme y sano. Esto se refiere a sus gustos y hábitos físicos, morales y mentales”[5] La sobriedad se evidencia en un control sobre la lengua (no habla mas allá de lo que el buen juicio manda, mas bien calla), evitará malgastar el tiempo en cosas triviales, también controlará los deseos exacerbados de su estómago, será frugal a la hora de comer, evitará tomar mucho vino, no se acalorará en las discusiones con otras personas.

- Prudente: “Esta característica es resultado de ser moderado. El hombre prudente es disciplinado y conoce como ordenar correctamente sus prioridades. Es una persona seria en cuanto a las cosas espirituales. No se precipita en el juicio, sino que piensa bien las cosas, es serio y cuidadoso.”[6]

- Decoroso: “Ordenado” (gr. Kósmios) “es el que se comporta con educación, con decencia y, como lo dice la etimología, con orden. Ya dice el antiguo proverbio latino: “Guarda el orden, y el orden te guardará”. Sin orden, no se puede llevar bien la administración, ni de una iglesia, ni de una casa.”[7] Un varón desordenado en sus hábitos alimenticios, horas de levantarse y acostarse, estudios, responsabilidades familiares, sociales y laborales, difícilmente podrá desarrollar un ministerio efectivo para la gloria de Dios, es necesario que, antes de ejercer el pastorado, corrija su falda de orden o decoro, y después si ejerza el ministerio. Un pastor o anciano desordenado difícilmente expresará el carácter de Cristo en su vida. “El ministerio no es una ocupación para el hombre cuya vida es una continua confusión de planes, sin realizar y actividades no organizadas”[8] Una persona que anhela ser pastor debe caracterizarse por tener muy bien ordenados sus hábitos.

- Hospedador. [9] “Significa que es amante de los forasteros. Su hogar está abierto a salvos y a inconversos, y busca ser de bendición para todos los que acuden bajo su techo”[10] Las Escrituras mandan a los creyentes a que estemos dispuestos a amar y hacer bien, incluso a los enemigos. Si esto es así para los creyentes, cuánto mas para los pastores o ancianos. Lastimosamente los nuevos conceptos de “mega-iglesia” han resquebrajado esta virtud, debido a que el pastor está tan ocupado en actividades eclesiásticas que no “tiene tiempo para atender las necesidades de los demás”. Si no tiene tiempo para atender las necesidades de los miembros de su iglesia, mucho menos la de los extraños y forasteros. “La puerta de un hogar cristiano, así como el corazón de la familia cristiana, deben estar abiertos para todo el que llega con necesidad. Esto es muy cierto para el obispo. Los ancianos no están en lugar tan elevado que no puedan ser alcanzados. Deben estar disponibles. La vida y el hogar de un pastor deben estar abiertos para que su verdadero carácter sea manifiesto a todos los que llegan, amigos o forasteros”[11]

- Apto para enseñar. Un pastor, anciano u obispo debe cuidar y alimentar a la Grey. ¿Cómo la alimenta, cuida y edifica? A través del alimento sólido que es la Palabra de Dios. Pero este alimento sólido debe ser dado como pastos tiernos a las ovejas. Es decir, el pastor debe ser un maestro que exponga con claridad las Escrituras. Esto implica que debe ser un hombre dado al estudio personal, no solo de las Escrituras, sino de toda ciencia y conocimiento que le permita manejar diestramente los temas actuales que enfrentan los creyentes en medio del mundo. “Apto para enseñar indica la suficiente competencia en el conocimiento de la Palabra de Dios, así como la aptitud para comunicar a otros las verdades fundamentales del cristianismo. Esto requiere, por supuesto, haber sido enseñado de forma conveniente”[12], o como dice Hendriksen “ninguno será apto para enseñar, si él mismo no es enseñado”[13] En los años maravillosos de la reforma protestante los varones que anhelaban el pastorado acudían a las academias teológicas donde recibían valiosa formación bíblica en niveles superiores, luego, en los años gloriosos de la época puritana, donde la iglesia produjo los mas renombrados e influyentes predicadores y escritores que sucedieron a la reforma, los pastores también recibían formación teológica avanzada. Las épocas gloriosas de la iglesia se han caracterizado por tener ministros bien formados. Lastimosamente el siglo XXI no se ha caracterizado por esta constante de preparación en los ministros. Aunque hoy día hay muchos seminarios e institutos bíblicos, y cada vez surgen mas, el nivel teológicos ha bajado considerablemente. Creo que, en parte, esto se debe al interés exclusivo de tener títulos que los acrediten como Licenciados o Doctores en teología, aunque el nivel de conocimientos ni siquiera llegue al de un bachillerato en teología. Hoy día muchos pastores, o candidatos a pastores, han caído en la mediocridad de la época. Afortunadamente aún se conservan pocos seminarios que exigen disciplina y estudio a sus estudiantes, y no están interesados en otorgar títulos de una manera rápida y facilista.

- No dado al vino. El apóstol Pablo le había aconsejado al pastor Timoteo que tomara un poco de vino, a causa de sus frecuentes enfermedades estomacales, pero insiste en recordarle que nadie puede ser anciano u obispo si es tomador de vino. Deben evitarse los extremos.

- No pendenciero[14]. El pastor no debe ser violento. Debe conservar siempre un carácter sereno frente a las adversidades, dificultades y discusiones. Un espíritu violento, así sea de palabras o gestos, generará confusión y reacción en los miembros, el pastor perderá respeto y aceptación como líder espiritual si no sabe controlar sus impulsos.

- No codicioso de ganancias deshonestas. No avaro. El pastor debe ser una persona que sirve al Señor sin ningún interés en lo económico, su confianza está en el Dios que suple para las necesidades de los suyos, y concentrará todas sus fuerzas en servir al pueblo de Dios. El obispo o anciano no debe ser amante del dinero. “Se preocupa por la vida espiritual del pueblo de Dios y rehúsa dejarse llevar por un fuerte deseo por las cosas materiales”[15]

- Amable, apacible. “Describe a la persona que es considerada, cordial, paciente y cortés, que perdona fácilmente las fallas humanas. Tal persona recuerda lo bueno, no lo malo. No guarda una lista de todas las cosas malas que le han hecho, ni guarda rencor”[16]. La palabra usada en griego para amable también describe a una persona que es complaciente o que cede sus derechos personales ante los demás. “Las cualidades de condescendencia, equidad, gentileza, racionalidad, dulzura, disposición de ayudar y generosidad se combinan en este individuo conciliatorio, considerado, apacible, mas que borrachón”[17]. La Biblia advierte sobre los falsos pastores o profetas que entrarán al redil con el propósito de utilizar la fe de los incautos para sacarles dinero y bienes con fines netamente personales. (1 Ts. 2:5; 1 P. 5:2; 2 P. 2:1-3,14; Jud. 16). En este siglo materialista han salido muchos falsos pastores, predicando una teología amañada y falsa, con el fin de extraer bienes materiales, a los codiciosos cristianos que desean tener mas dinero del que Dios, en su gracia, les ha dado. El trabajo honrado, realizado con tesón, es el medio que Dios ha dado para que seamos sostenidos materialmente. Cualquier otra forma que el hombre busque para hacer dinero rápidamente, así se llame “la fe” o la “siembra” es una corrupción que muy rápidamente conducirá a las personas a un materialismo dañino. Los pastores deben ser sostenidos por los miembros de la iglesia local, de acuerdo a las condiciones y situación económica de ellos. Un pastor no debiera aspirar a recibir un salario que esté por encima del promedio que reciben sus miembros. La avaricia o ganancia deshonesta también se relaciona con el desear obtener provecho personal de la posición de pastor u obispo: Anhelar reconocimiento personal, buscar provecho para una carrera política, etc.

- Que gobierne bien su casa. Un anciano o pastor debe saber gobernar. “Si estas dotes de gobierno no se manifiestan en la pequeña casa de su familia, ¿Cómo podrán manifestarse en otra casa mayor, y en medio de problemas de toda índole, que es la iglesia?”[18]. El buen gobierno en la casa se hará visible a través de la sujeción de los hijos. Un hombre, que tenga las otras cualidades para ser anciano, demostrará su capacidad de pastorear una iglesia, si antes ha pastoreado la iglesia pequeña de su casa. Ha debido saber guiar a sus hijos en los asuntos espirituales, de lo contrario no está capacitado para guiar a un grupo mayor.

- No un neófito. El pastor o anciano no debe ser un recién convertido o un recién bautizado. Debe ser un varón que haya transitado durante algún tiempo considerable en los caminos de la fe. Poner a un nuevo creyente en funciones de liderazgo es exponerlo a la tentación del orgullo.

- Que tenga buen testimonio de los de afuera. Los pastores deben tener reconocimiento moral de los no creyentes. No quiere decir esto que va a ser aceptado por todos. De seguro que muchos denigrarán de él, especialmente en lo que se relaciona con su fe religiosa. Pero nadie deberá hablar de su conducta o testimonio. “La Biblia espera que la vida de todo creyente sea un testimonio positivo para el mundo que está mirando, y esto es muy cierto en quienes se desempeñan como pastores. Pablo exhortó a los filipenses a que fueran “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Fil. 2:15). Colosenses 4:5 exhorta a los creyentes a que anden “sabiamente para con los de afuera”. Pedro escribió: “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1 P. 2:12)”[19]

Realmente el pastorado no es para todos. Los requisitos que deben cumplirse son numerosos, pero esto no quiere decir que difícilmente se encontrarán hombres así. Recordemos que, debido a nuestra naturaleza caída, la imperfección es la que nos abruma, pero Dios mismo se encarga de levantar hombres con estas cualidades y de perfeccionarlos para la obra del ministerio. Definitivamente esto es obra de la gracia. Es por eso que las iglesias locales deben orar al Señor para que levante hombres idóneos que puedan ser pastores o ancianos. No debemos apresurarnos en designar para tal oficio a varones que no llenan todos los requisitos, pues, los resultados van a ser funestos. Numerosas iglesias han sido divididas y acabadas por hombres que no estaban dotados con todas estas cualidades. Si Jesús es el dueño de la Iglesia, él se encargará de dotarla con dones especiales, no debemos apresurarnos.

Las responsabilidades indicadas por las Escrituras para los ancianos o pastores son:

- El ministerio de la Palabra: Esta es su función principal, de allí que uno de los requisitos mas importantes es que el pastor debe estar dotado con la facultad de enseñar. (Como hemos visto en los requisitos de 1 Timoteo y Tito). También se le exige que pueda exhortar con sana doctrina y convencer a los que contradijeren. Su pastoreo está basado en la exposición de las Sagradas Escrituras para alimentar con buenos pastos a las ovejas del Señor.

- La administración de las ordenanzas. Cuando Jesús dio la gran comisión a los apóstoles les dijo que bautizaran a los nuevos discípulos. En los Hechos hayamos a los apóstoles o líderes reconocidos administrando esta ordenanza. Aunque no podemos hayan un mandato expreso que, de una manera clara, indique la exclusividad de los pastores para oficiar el bautismo y la Cena, se deduce que los oficiales reconocidos de la Iglesia deben ser los encargados de dirigir estas ordenanzas, siendo que ellos ministran la predicación de la Palabra. Aunque esto no limita el que, bajos circunstancias especiales y de gran dificultad para que un pastor ministre los sacramentos, la membresía de la iglesia delegue esta responsabilidad en algunos hermanos de buen testimonio.

- El gobierno y la disciplina en la Iglesia. Los apóstoles ordenaron ancianos en cada congregación para que ellos se encargaran de dirigirla, guiarla y edificarla, basados en el fundamento de Cristo y los apóstoles. (Hch. 14:23). Siendo así a ellos les compete ser los presidentes en toda reunión de negocios y estar al frente en el ejercicio de la disciplina eclesiástica, aunque toda la Iglesia (los miembros) deben participar en esta toma de decisiones (Mat. 18:17; 1 Cor. 5:2-5).

Los Diáconos, sus cualidades y responsabilidades.

La Biblia presenta a los diáconos trabajando junto a los pastores u obispos. (Fil. 1:1). Pero ¿Cuáles son las funciones que ellos deben asumir? Realmente existen varias opiniones al respecto. Algunas iglesias tienen a los diáconos como los administradores o gerentes de la misma y ellos se convierten en los jefes del pastor. Todas las decisiones o empresas que el pastor o la Iglesia desean desarrollar deben contar con el visto bueno de los diáconos. Por otro lado hay iglesias donde los diáconos solo desarrollan labores sociales para el bienestar de los más pobres.

Veamos algunas definiciones para este cargo:

Harvey, define la naturaleza del diaconado así: “La palabra “diáconos” significa, por lo regular, el que sirve, un siervo empleado en cualquier ramo; pero se aplica especialmente en las Escrituras a la segunda clase de oficiales eclesiásticos. De éstos tenemos probablemente la primera mención en el nombramiento de los siete (Hch. 6:1-6); porque el trabajo para el cual fueron escogidos – para “servir a las mesas”, o tener cuidado de los negocios temporales de la iglesia – es uno de necesidad universal y permanente, al mismo tiempo que se reconoce como distinto de aquel que se asigna para el ministerio – “la oración y el ministerio de la palabra” – se consigna con el verdadero “diaconein”, término apropiado para el trabajo del oficio de los diáconos”[20]

Alberto Barrientos dice, respecto a los diáconos “fue formado un número de personas encargadas de atender a ciertos grupos de necesitados. Se les llamó diáconos, y como su palabra lo indica, su función era servir. Así los diáconos aparecen como auxiliares del ministerio principal.”[21]

El diccionario Bíblico Certeza aporta algunos elementos especiales para entender el sentido bíblico de diácono: “Básicamente, diáconos es un servidor, y a menudo el que sirve a la mesa, o sea camarero. En tiempos helenísticos también llegó a representar a ciertos funcionarios del culto y el templo, que sirvieron de base al uso técnico cristiano.” El apóstol Pablo habla de algunas personas que ejercían diaconía hacia él (Hch. 19:22; cf. Flm. 13 y quizás Col. 4:7; Ef. 6:21) “el contexto muestra que en estos casos se trataba de sus ayudantes en la obra evangelística. Diaconía se aplica aquí especialmente a la predicación y la obra pastoral”. “En el N.T. sin embargo, este término nunca pierde completamente su relación con la provisión de necesidades materiales y el cumplimiento de servicios (c.f. Ro. 15:25, 2 Co. 8:4)”. Los diáconos aparecen al lado de los pastores u obispos (Fil. 1:1).

El compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento de la editorial Desafío dice que la palabra griega utilizada para diácono designa especialmente el servicio. En el mundo griego significa literalmente “atender a la mesa”, “cuidar de” y “servir”. En ese sentido todos los creyentes somos llamados a servir. Pero en 1 Timoteo 3:10,13 el servicio diaconal es tomado en el sentido de un oficial en la Iglesia local. Ellos aparecen junto a los pastores (Fil. 1:1). “También se halla a los diáconos junto con los obispos en l Timoteo 3, que nos dice que deben ser irreprochables, moderados, con una sola esposa, capaces de gobernar bien su casa, sin doblez ni avaricia y que mantengan la fe con buena conciencia. Que sus deberes eran los de administración y el servicio se puede deducir de su título, de las cualidades que se les exigían, de su relación con los obispos y del uso de diaconía en el Nuevo Testamento.”

Un buen número de eruditos concuerdan en afirmar que es difícil probar el origen del ministerio diaconal relacionándolo con Hechos 6, aunque puede haber una conexión indirecta.

A pesar de ciertas dificultades encontradas para determinar la naturaleza del cargo diaconal podemos concluir lo siguiente:

- El término griego diakonos está relacionado con el servicio en las mesas, esto conlleva a la idea general del propósito de este oficio en la Iglesia. Ellos deben dedicarse a un servicio especial en el pueblo de Dios.

- El servicio de los diáconos fue considerado muy importante por el apóstol Pablo, quien da una serie de requisitos para los que aspiraban al diaconado, así como lo había hecho con el obispado. Realmente esto presenta el servicio diaconal como algo especial en el ministerio de la Iglesia. Es muy probable que los diáconos fueran ayudantes directos del trabajo de los obispos y por ello se requería un buen carácter cristiano de los que aspiraban a ese cargo. La obra de los diáconos “era y es una tarea gloriosa. Está basada en la cariñosa preocupación de Cristo por Su Pueblo. Tan cercana a su corazón está esta tierna solicitud que considera lo hecho al menor de sus hermanos como si le hubiese sido hecho a él mismo (Mt. 25:31-46)”[22]

- Filipenses 1:1 presenta a los diáconos al lado de los ancianos, como oficiales de la Iglesia. Esto nuevamente resalta la enorme importancia que tuvo este cargo en la iglesia primitiva.

- Aunque Hechos 6 no utiliza el término diakonos para referirse a los hombres escogidos como ayudantes, en los asuntos materiales de los apóstoles, lo cierto es que las funciones que les asignaron corresponden al significado literal de diakonos. Este pasaje nos dejaría ver las principales funciones de los diáconos: Velar por las necesidades materiales de los miembros de la Iglesia.

- Solamente en 1 Timoteo y Filipenses se utiliza la palabra diakonos para referirse a un cargo oficial, pero en muchos otros pasajes se utilizan palabras griegas de la misma familia para indicar servicios tan variados como: Servir alimentos (Luc. 4:39; 10:40; Juan 2:5; Juan 12:2). En Romanos 13:4 se utiliza la palabra diakonos para indicar el servicio de los soldados y policías para el buen orden en la comunidad; 1 Cor. 12:5 indica que todos los cristianos ejercemos algún tipo de servicio espiritual (diakonía). Romanos 12:6-8 habla del don de servicio (diakonía), aunque lo mas probable es que aquí no se refiera al cargo específico de diácono.

Los requisitos para ocupar el cargo oficial de diácono también pueden ayudarnos a entender cuáles son sus responsabilidades: (1 Timoteo 3:8-12)

- Honesto. Literalmente significa serio o majestuoso. “Un diácono no debe ser una persona tonta y ligera, una que le da poco peso a los asuntos serios. Aunque nos es una persona fría y sin gozo, un diácono comprende la seriedad de la vida”[23] El diácono debe caracterizarse por una forma de pensar y actuar que corresponden con una persona honorable y respetable.

- Sin doblez. La palabra griega utilizada aquí es dilogos que algunas versiones antiguas la tradujeron como bilingüe, es decir, sin doble lengua. El diácono debe ser una persona que habla conforme a lo que piensa. No dice una cosa y está pensando otra. No se contradice. Su forma de hablar debe estar caracterizado por la honradez, la verdad, la sinceridad y la integridad.

- No dados a mucho vino. La misma prohibición que se hizo para los aspirantes al obispado. Un diácono (y todo cristiano) debe tener siempre su mente con los cinco sentidos bien puestos.

- No codiciosos de ganancias deshonestas. Aquí se refiere al hombre que abraza un cargo porque prevé que podrá sacar ventaja económica de él. Lo mas probable es que los diáconos manejarían dineros para las obras de misericordia y benevolencia, y, porque no, los dineros recolectados de las ofrendas de los miembros, lo cual les mantendría siempre con la tentación de utilizar esos fondos para asuntos personales, como sucedió con Judas. De allí que los diáconos debían ser personas caracterizadas por la seriedad en los asuntos económicos, no avaros ni codiciosos.

- Que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. “Por amor a Cristo el diácono apto se vigila a sí mismo escrupulosamente en la más íntima unión con él, esto es, con el más sublime de todos los misterios divinamente revelados, a saber, “Dios manifestado en la carne” para la salvación, sobre bases iguales, de judíos y gentiles”[24] “El misterio de la fe” se refiere al contenido de la fe, es decir, la verdad revelada en las Escrituras. El diácono debe ser un conocedor de la doctrina cristiana. Se preocupa por mantenerse firme en ella, sin fluctuar.

- Deben ser sometidos a prueba primero, y entonces ejercer el diaconado. Esto implica que los diáconos, así como los obispos, no deben ser neófitos en la fe. La asamblea local debe conocerlos bien, en su testimonio, en su firmeza evangélica, en su doctrina. Si toda la asamblea coincide en aprobar sus cualidades, entonces puede ser nombrado para este importante cargo. No debe ser algo a la ligera. No se trata de decidir en una sesión de negocios, por votación, y sin previo estudio, quiénes serán los diáconos. NO. Debe ser un proceso de varios meses donde todos, los ancianos y los miembros, están observando cuidadosamente quiénes son aptos para ocupar este cargo. Solamente después de este proceso escudriñador, la Iglesia, es decir, todos los miembros oficiales de la congregación, pueden escoger a los futuros diáconos. Este es un asunto serio y no debe ser decidido con ligereza. “El diácono debe estar en condiciones de sostener la prueba de tener los ojos de toda la Iglesia (¡además de los de afuera!) puestos en él. Si pasa la prueba con éxito, entonces es irreprochable (literalmente, “para no ser llamado a cuentas”, sinónimo cercano de irreprensible en el v. 2)[25]

- Maridos de una sola mujer. El mismo requisito que se solicita de los pastores u obispos. Deben caracterizarse por la fidelidad a sus esposas, tanto en pensamiento como en conducta.

- Que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Además de gobernar bien sobre sus hijos, así como deben hacer los pastores, deben administrar los asuntos de sus casas, es decir, sus bienes, sus posesiones, sus negocios. Si no logran llevar una buena administración de sus asuntos personales, difícilmente podrán conducir en buena marcha los asuntos materiales y administrativos de la Iglesia local.


Responsabilidades legales de una Iglesia local, sus estatutos, la junta directiva.

Quiero incluir, en esta parte, algunas observaciones y recomendaciones respecto a algunas figuras directivas que son necesarias para el buen testimonio y el cumplimiento de los deberes legales de la congregación. La Iglesia de Cristo es autónoma del Estado, es decir, no tiene ninguna dependencia de él para su existencia, continuidad y extensión. Pero, siendo que somos luz y sal en la tierra, debemos dar testimonio de la transparencia con que manejamos nuestros asuntos, especialmente los que se relacionan con los bienes materiales que se reciben por concepto de ofrendas, diezmos y otras donaciones. En esto debemos cumplir con las regulaciones que los Estados imponen sobre todos sus habitantes, sean personas naturales o jurídicas. Algunas naciones piden que las iglesias locales se organicen y conformen una junta directiva que los represente legalmente, para alguna inscripción jurídica ante los departamentos de asuntos religiosos, con el fin de recibir autorización para abrir cuentas bancarias, tener personería jurídica o cosas parecidas. Debemos esforzarnos en cumplir con todas estas normas y ayudar al bien del Estado.

Para ello es necesario que las Iglesias locales conformen juntas directivas, especialmente compuestas por un representante legal, un secretario y un tesorero. Estos cargos no pueden tener el grado de oficiales de la Iglesia, puesto que no tiene ningún sustento bíblico darle ese significado. No tienen autoridad espiritual como la que si han recibido los pastores o ancianos. Solamente son colaboradores en asuntos legales y financieros de la Iglesia.

También es importante que las Iglesias locales tengan sus estatutos o constitución con el fin de presentarla ante las autoridades gubernamentales, cuando así lo soliciten. Esta constitución tiene como fin establecer las reglas y normas que guiarán, en asuntos legales, el buen orden de la comunidad religiosa.

Aunque nuestra máxima norma en materia de fe y conducta es la Biblia, ante el Estado nosotros no podemos presentarnos y decirles, “las normas que guiarán nuestra comunidad se encuentran en la Biblia”, puesto que el Estado es secular. Es necesario redactar una serie de estatutos que, legalmente, velarán por el cumplimiento de los propósitos de la comunidad religiosa. Esto es muy importante. Allí debe quedar consignado cuál es el fin de la Iglesia local, sus propósitos, su junta directiva, funciones de la junta, manejo de dineros, compra y venta de bienes, los requisitos de membresía, la permanencia y motivos para la expulsión de miembros. Se ha escuchado de casos de Iglesias que han sido demandadas ante el Estado por haber expulsado a algún miembro y se han visto en graves aprietos porque en sus estatutos no fueron específicos en establecer normas para estos casos de excomunión.

Otros aspecto que deseo tocar en este ítems se relaciona con la participación de la membresía de la Iglesia local en los asuntos administrativos de la misma. Es saludable y de buen testimonio, que los pastores o ancianos no se encarguen de manejar los dineros recolectados en la congregación. En las Escrituras hayamos ejemplos de cómo los apóstoles y los ancianos se cuidaban de manejar con la mayor transparencia los dineros u ofrendas de la comunidad cristiana:

- Los apóstoles consideraron que su labor estaba relacionada con la Predicación de la Palabra y la oración, todas sus energías debían ser gastadas en realizar estas labores. Sus mentes no debían estar ocupadas en asuntos administrativos o económicos. Es por ello que propusieron a la iglesia local que escogieran hombres de confianza, llenos del Espíritu, reconocidos por su seriedad y buena administración, para que realizaran esta función. Hch. 6:1-4.
- El apóstol Pablo era conciente de las tentaciones que ofrece el manejar los dineros de la congregación, y prefirió que la iglesia local de Corinto designara a un grupo de hermanos de confianza para que llevaran los donativos recogidos a la Iglesia de Jerusalén. 1 Cor. 16:1-4.

Es recomendable que la Iglesia local escoja a creyentes idóneos para que se encarguen de manejar los asuntos administrativos de la misma. Los pastores deben ocuparse en lo que les corresponde por instrucción divina. Debemos evitar que los pastores se ven obligados a gastar sus energías en manejar asuntos materiales de la Iglesia.

[1] Lacuela, Francisco. La Iglesia Cuerpo de Cristo. Ed. Clie. Página 224-225.
[2] Literalmente significa “estar por sobre el reproche”. William Hendriksen. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Desafío. Página 138.
[3] Hendriksen, William. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 119.
[4] Ibid. Página 140.
[5] Ibid. Página 141.
[6] MaCarthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 122.
[7] Henry, Matthew. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Clie. Página 1747.
[8] Homer A. Kent, Jr., The Pastoral Epistles. Winona Lake, Ind.: BMH Books, 1982, 127.
[9] Literalmente Amigo de extranjeros. William Hendriksen. 1 Timoteo. Ed. Desafío. Pág. 142.
[10] MacDonald, William. Comentario Bíblico. Ed. Clie. Página 953.
[11] MaCarthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 124.
[12] Henry, Matthew. Comentario Bíblico. Ed. Clie. Página 1747.
[13] Hendriksen, William. Comentario a 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 143.
[14] Literalmente “que no da golpes”.
[15] Comentario Bíblico MacDonald. Ed. Clie. Página 953.
[16] MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 127.
[17] Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 144.
[18] Comentario bíblico Mathew Henry. Ed. Clie. Página 1747.
[19] MacArthur, John. Comentario a 1 Timoteo. Ed. Portavoz. Página 135.
[20] Harvey, H. La Iglesia. Ed. Clie. Página 83.
[21] Barrientos, Alberto. La Iglesia en que sirvo. Ed.Unilit. Página 86.
[22] Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 150.
[23] MacArthur, John. Primera a Timoteo. Ed. Portavoz. Página 142.
[24] Hendriksen, William. 1 y 2 Timoteo y Tito. Ed. Desafío. Página 151.
[25] Ibid. Página 152.

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