domingo, 12 de octubre de 2008

XI. La Iglesia: Agencia misionera en el mundo

Cuando hablamos de la Iglesia, su naturaleza, su alto llamamiento, su gobierno, sus miembros, sus ordenanzas, su disciplina y sus señales, no debemos olvidar su vocación misionera. He leído varios libros que tratan la Eclesiología y, en la mayoría de ellos, no se hace mención a este importante aspecto.

Si bien es cierto que el propósito principal de la Iglesia es glorificar a Dios, también es cierto que esta glorificación exige el cumplimiento de nuestra misión en el mundo.

Una iglesia que tiene una doctrina correcta y adora a Dios conforme a las instrucciones de las Sagradas Escrituras, y es escrupulosa en cumplir con una correcta disciplina, que celebra puntualmente las ordenanzas y cuyos pastores fueron escogidos de acuerdo a todos y cada uno de los requisitos bíblicos, pero que se olvida de hacer misión en su mundo circundante, es una iglesia incompleta, pobre (aunque tenga apariencia de riqueza espiritual), inerte e infructuosa. Iglesia sin misión es absurdo, de la misma manera como decimos que cristianismo sin iglesia es imposible. Toda Iglesia local tiene un compromiso serio con el Salvador, quien, además de ordenar que celebremos las ordenanzas, mandó a sus discípulos a que llevaran el evangelio de Salvación a todas las naciones.

Mateo 28:18-20 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Marcos 16:15-16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Lucas 24:46-48 “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas.”

Juan 20:21-22 “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.”

Las palabras de Jesús, aunque inicialmente fueron diridigas a los apóstoles, incluyen a la Iglesia de todos los tiempos. Puesto que Jesús vino a edificar su Iglesia, y ésta será completa hasta que llegue el final de los tiempos, y él último de los santos haya sido añadido al cuerpo de Cristo; será necesario, entonces, que en todos los siglos, los creyentes, prediquen el Evangelio en todo lugar, puesto que, solo de esta manera, es posible que ellos venga a Cristo. (Ro. 10:14).

La Iglesia apostólica, que es nuestro modelo a seguir, entendió muy bien su enorme responsabilidad como portadora del mensaje de Salvación, y no ahorró esfuerzo en hacer todo lo que estuviera a su alcance para llegar con el mensaje de Salvación a todas las personas. (Hch. 5:42; 1 Ped. 3:15; 2 Cor. 5:18-20).

Ahora, ¿En qué se fundamenta la responsabilidad misionera de la Iglesia?

- Ella es luz y sal para el mundo. (Mat. 5:13; Mat. 5:14-16). La Iglesia, mediante su testimonio, mensaje y santidad cumple la función de restringir el avance del mal en el mundo. Esto es cierto solamente de las Iglesias verdaderas. Porque en este tiempo pluralista y relativista muchas iglesias han perdido su salinidad y literalmente “no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.” La Iglesia es responsable de restringir el avance de la corrupción en el mundo cuando denuncia los pecados de la sociedad sin temor, cuando a una voz, en todas partes, protestamos por la aprobación de leyes inhumanas como el aborto, denunciamos el atropello a los pobres, denunciamos la injusticia social, levantamos nuestra voz en contra de la pornografía televisada y toda clase de pecados de conducen a nuestras naciones en un mundo de maldad cada vez mas incontrolable. Pero para ser luz y sal, es preciso que la Iglesia misma sea ejemplo en palabra y conducta. Lastimosamente debido al ecumenismo reinante en el mundo evangélico estamos reconociendo en nuestro seno a muchas iglesias y movimientos que debieran ser tenidos como sectas peligrosas, lo cual ha afectado nuestro testimonio. Iglesias que manipulan a las personas para que hagan lo que sus líderes desean, iglesias donde se patrocina la codicia por el materialismo, el chantaje a Dios, el engaño mediante las falsas profecías y otros fenómenos que hacen daño a la imagen de la Iglesia. No obstante, todo creyente verdadero y toda congregación bíblica debe expresar el carácter de Cristo en medio de una generación maligna, de tal manera que impacte a los demás, atrayéndolos así a Cristo.

- Ella es la encargada de extender el reino de Cristo en el mundo. Cuando Jesús dijo que el reino se había acercado, estaba hablando de la presencia redentora del Evangelio, a través del cual, y por la obra completa de Cristo, los hombres serían librados del tirano reinado de Satanás, y serían trasladados al reino de Cristo, el reino de la Luz. (Col. 1:13). Aunque Dios reina soberano sobre toda la creación, en esta tierra, la Iglesia es la expresión mas clara del reinado de Cristo. Todos sus verdaderos miembros son gobernados por la Palabra de Cristo y se gozan en obedecerlo. Las santas leyes de Dios han sido esculpidas en sus corazones, conforme a las profecías del Antiguo Testamento, y éstos rinden todo honor al Salvador, sometiéndose a él en todo. Este Reino cada día crece, mediante la predicación del Evangelio transformador. La Iglesia, literalmente, libera a las personas de las garras de Satanás y del infierno, y las conduce al reino de la Luz Verdadera. Esta es la noble misión que tenemos en la tierra. La iglesia es directamente responsable de cumplir con la evangelización de las naciones. Las palabras de Cristo en la gran comisión no fueron dadas a las agencias misioneras ni a las entidades paraeclesiásticas, solamente la Iglesia tiene la responsabilidad exclusiva de hacer la obra misionera en el mundo. La Iglesia apostólica entendió bien su responsabilidad y envió misioneros por todas partes. A veces varias de ellas se unieron para apoyar el envío de un misionero, pero jamás delegó su responsabilidad en agencias o instituciones de otra índole.

- El amor de Dios. (Juan 3:16). Siendo que la Iglesia es la casa del Dios viviente y el templo del Espíritu, su sentir debe estar acorde con el deseo de Dios, quien no quiere la muerte del impío, sino que éste proceda al arrepentimiento. (Ez. 18:21-32). La misión evangelística de la Iglesia consiste en llamar a los pecadores para que vengan al arrepentimiento (Mt. 3:18; Mt. 9:13; Luc. 3:8; Luc. 24:47; 2 Ped. 3:9). Jesús dice que Dios amó tanto al mundo, que fue capaz de desprenderse de su Unigénito Hijo, con el fin de rescatar para sí a un pueblo especial. Ese es el corazón de Dios. De allí que la Iglesia, en sintonía con el corazón amoroso del Padre, es llamada a anunciar por doquier las buenas nuevas de salvación, llamando a los hombres a un sincero arrepentimiento. Este llamado debe ser cuidadoso y bien claro. No consiste simplemente en crear un ambiente especial con música en tono menor, suave y emotiva, luego de haber contado un testimonio dramático, para, entonces, hacer un llamado al arrepentimiento; esta clase de llamados produce muchos resultados inmediatos, pero pocas conversiones verdaderas. El llamado al arrepentimiento debe estar precedido de una predicación clara y sencilla del Evangelio, de la condición humana frente a Dios, de cómo han ofendido la Gloria de Dios, de la necesidad que tenemos de un redentor y del camino abierto por Cristo. Pero esta predicación, aunque sea verdadera no garantiza que todos los oyentes están preparados para arrepentirse, no, es necesario que el Espíritu Santo obre en él para convencerlo y regenerarlo, de lo contrario será como intentar darle una medicina salvadora a un cuerpo muerto, por mucho que se le insista y se le declare los excelentes resultados de tomar la medicina, él no la tomará verdaderamente porque sigue muerto. De la misma manera los pecadores, todos nacemos muertos a causa del pecado, pero es necesario que el Espíritu obre vida en nosotros, de tal manera que podamos comprender el Evangelio y llegar a un sincero arrepentimiento. Así que, la iglesia, tiene el deber de anunciar el evangelio puro de Cristo por doquier, a través de la predicación (Ro. 10:14; Hch. 18:5; 1 Cor. 1:21), invitando a los hombres al arrepentimiento.

- El amor de Cristo (2 Co. 5:14,15). Relacionado con el punto anterior, la Iglesia debe hacer misión en el mundo porque el amor de Cristo le impulsa a hacerlo (1 Cor. 5:14). Él dio su vida para rescatar un pueblo para sí, él se sometió a los terrores de la muerte con el fin de dar vida a los que estaban muertos, él se hizo pobre con el fin de enriquecer espiritualmente a los pecadores, él se despojó a sí mismo para hacerse hombre, y estando en esta condición salvar a un pueblo especial, él fue al matadero como un manso cordero por nuestra salvación ¿No deben, estos pensamientos gloriosos, impulsar férreamente a todas las iglesias en una labor misionera y evangelística por todas las naciones? Lo que le costó tanto a Jesús, debe ser también nuestro propósito: Rescatar a los pecadores.

- La Iglesia tiene las llaves de la salvación. (Mt. 16:19; Juan 20:21). La Iglesia, a través de la predicación efectiva del evangelio, obrada por el Espíritu Santo, tiene las llaves que abren la entrada de los pecadores al reino de Dios. De allí que toda iglesia es responsable de utilizar estas llaves llevando el mensaje de arrepentimiento a todas las personas, a su alrededor, y hasta lo último de la tierra. No somos cualquier institución, somos el organismo designado por Dios mismo para que lleve la salvación ganada por Cristo a los hombres que están muertos en sus delitos y pecados. No debemos trasladar esta responsabilidad a las entidades misioneras, ellos hacen una buena labor, pero las iglesias locales tienen la directa responsabilidad de llevar este mensaje salvador por doquier.

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